Desde primeras horas de la mañana, la marea naranja tomaba Madrid con la ilusión de burlarse del destino Y la esperanza de romper todos los pronósticos, que por razones más mediáticas que de otro tipo, daban como favorito al Getafe. Todo estaba en contra, los números, la imagen, la prensa, el ambiente. Simplemente arropados por la afición y respaldados por la historia, el Valencia saltaba al cesped del Calderon para citarse con la última esperanza del año, la Copa del Rey.
Ya en el estadio, la primera victoria llegaba de la mano de una afición que poblaba las gradas con cánticos y el color naranja de la tierra. Un espectáculo que no podía más que acallar las bocas de los azulones que parecían más grises que celestes, tal vez cansados por el espectacular desplazamiento de 15 km, al que se vieron sometidos.
La sorpresa llegaba de la mano de un Koeman que alineaba a Alexis por la baja de Helguera, dejaba en el banco a Joaquín y situaba a Silva por detrás de Villa, Mata a la izquierda y un doble pivote con Marchena y Baraja. El 4-3-3 pasaba a la historia, buen presagio.
Poco después fue Alexis quien ponía el 2-0 en el marcador. habían bastado 11 minutos para demostrar quien quería la copa y quien conocía el camino para adjudicársela. La grada che estallaba de alegría, liberaba la tensión acumulada durante tantos meses, mientras tanto, el resto del estadio se sumía en un silencio sepulcral. La copa estaba más cerca
Undiano Mallenco pronto dejó claro que, como el resto de los mortales, estaba con los simpáticos, esos que no echan el balón fuera cuando un compañero de profesión se lesiona. Y fue por ahí que llegó el penalti en el descuento del primer tiempo.
La sorpresa llegaba de la mano de un Koeman que alineaba a Alexis por la baja de Helguera, dejaba en el banco a Joaquín y situaba a Silva por detrás de Villa, Mata a la izquierda y un doble pivote con Marchena y Baraja. El 4-3-3 pasaba a la historia, buen presagio.
Saltó el VCF al cesped y con el pitido inicial un huracan se llevó por delante al equipo más simpático del mundo. Primero fue Mata, quien de un espectacular remate de cabeza a pase del mago Silva, le endosaba el primero a Ustari y se ganaba la antipatía del mundo en la misma proporción que se acercaba a la más deseada, la Copa del Rey.
Poco después fue Alexis quien ponía el 2-0 en el marcador. habían bastado 11 minutos para demostrar quien quería la copa y quien conocía el camino para adjudicársela. La grada che estallaba de alegría, liberaba la tensión acumulada durante tantos meses, mientras tanto, el resto del estadio se sumía en un silencio sepulcral. La copa estaba más cerca
Undiano Mallenco pronto dejó claro que, como el resto de los mortales, estaba con los simpáticos, esos que no echan el balón fuera cuando un compañero de profesión se lesiona. Y fue por ahí que llegó el penalti en el descuento del primer tiempo.
Trás una falta sobre Moretti, ignorada por el bueno de Undiano, el Getafe no echó el balón fuera y en la continuación de la jugada, el propio Moretti cometió un penalti que Granero transformó devolviendo la esperanza a un Getafe que soñaba con el milagro.
Los goles de Mata y Alexis y el mayor empuje che en la segunda parte, ponían las cosas en su sitio. El Valencia salió dispuesto a sentenciar y en dos acciones de Villa estuvo cerca de conseguirlo, pero ésta copa, como toda la temporada, no podía llegar sin sufrimiento, Villa no marcó y a partir de ahí todo parecía complicarse.
Koeman realizó los tres cambios por problemas físicos de Albiol, Moretti y Villa, en su lugar entraron Caneira, Edu y Morientes. Quedaban más de 20 minutos, el Valencia quemaba sus naves y Laudrup respondía colocando más delanteros. Trás varias fases de agobio getafense, el Valencia supo rehacerse y a 5 minutos para el final, trás el lanzamiento de una falta de Baraja, Ustari rechazó y el Moro la cazó con un cabezazo que valía una copa.
Los goles de Mata y Alexis y el mayor empuje che en la segunda parte, ponían las cosas en su sitio. El Valencia salió dispuesto a sentenciar y en dos acciones de Villa estuvo cerca de conseguirlo, pero ésta copa, como toda la temporada, no podía llegar sin sufrimiento, Villa no marcó y a partir de ahí todo parecía complicarse.
Los azulones haciendo gala de su clase, se olvidaban del buen futbol. Viendo que Undiano estaba con ellos, se atrevieron a repartir golpes por doquier. Silva era cazado continuamente ante la mirada pasiva de un árbitro que demostró estar siempre con los de la meseta. Villa fue sometido a un placage y derribo dentro del área azulona que Undiano volvió a ignorar.
Koeman realizó los tres cambios por problemas físicos de Albiol, Moretti y Villa, en su lugar entraron Caneira, Edu y Morientes. Quedaban más de 20 minutos, el Valencia quemaba sus naves y Laudrup respondía colocando más delanteros. Trás varias fases de agobio getafense, el Valencia supo rehacerse y a 5 minutos para el final, trás el lanzamiento de una falta de Baraja, Ustari rechazó y el Moro la cazó con un cabezazo que valía una copa.
El mismísimo Rey de España se resignaba a entregar su trofeo a un equipo queno dejó de creer en sus posibilidades, un equipo que apeló a la garra, a la fuerza y que se reveló ante todos los contratiempos. El Valencia CF conseguía anoche su séptima Copa del Rey y automáticamente se clasificaba para la Copa de la UEFA de la próxima temporada.
Baraja levantó la copa, el equipo con él y el valencianismo, unido por un día recordó el camino del triunfo alzando su voz al unísono:
¡ AMUNT VALENCIA!
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