Por Francesc S. Sorlí
Cuando el buen fútbol brilla por su ausencia no es admisible que un entrenador salga satisfecho de un partido. El gol es el objetivo final del juego, pero si todo se resumiese en eso veriamos los estadios vacios y los periódicos se limitarían añadir una pequeña reseña con los resultados junto a los de la lotería y al número de la ONCE.
Si yo no esperase que el Valencia puede practicar un fútbol de calidad, este blog no existiría y lo más importante, si el único fin fuese ganar partidos sin importar el modo, jugadores como Silva no existirían. Unai Emery parece ignorar que nosotros también vemos los partidos, pretende contarnos que lo que vimos no es lo que creímos ver sino lo que él nos dice que es. Mal inicio.
Emery sorprendió a propios y extraños con la alineación de Joaquín por la izquierda y Mata de segundo punta tras Villa. El experimento fue un fracaso y Unai siguió obstinado en su error cuandocambió a Joaquín a la derecha metiendo a Angulo por la izquierda, retirando a Pablo y a Mata por Morientes. Me pregunto que hubiera pasado si Mata hubiese jugado en banda izquierda y Morientes hubiese acompañado a Villa desde el incio del encuentro.
Angulo tapó la salida del Almería por banda pero se perdió la posibilidad de romper que podía aportar Mata, que debía haber jugado por la izquierda desde el pitido inicial. Unai pecó de conservador y ahí se hizo evidente.
Renan devolvió las dudas a una portería en la que cada vez se hace más alargada la sombra de Cañizares. Léjos de resolverse los problemas con la incorporación del brasileño, el debate se ha reabierto con los errores del brasileño. Unai tiene una patata caliente con la tendrá que tener mucho cuidado si no quiere que el equipo comiense a romperse por atrás.
y hablando de la retaguardia, queda claro que Moretti necesita un relevo y que el centro de la zaga sigue pidiendo a gritos la recuperación de Marchena. La debilidad defensiva es evidente, remontar a cada partido supone un esfuerzo extra que puede acabar pagando.
El centro del campo sigue dejando muchas dudas con un Fernandes que no ofrece las garantías que un equipo de la entidad del Valencia CF requiere. Edu aportó más cosistencia en los minutos que estuvo sobre el cesped pero tendrá que mejorar en capacidad física y demostrar que es capaz de jugar 90 minutos sin sufrir lagunas que afectan en el rendimiento del equipo.
Villa sigue en racha, sacándole las castañas del fuego a su entrenador y destrozando registros. El guaje lleva 18 goles en los últimos 20 partidos entre liga y selección y se confirma como uno de los jugadores más efectivos del planeta. El guaje puede permitirse desaparecer del partido durante una hora y aparecer cuando más se le necesita para resolver con goles y poner al rival contra las cuerdas.
En conclusión, tirar una hora de partido no puede ser motivo de satisfacción para un entrenador que ha comenzado demasiado pronto a tratar de utilizar excusas y a no querer reconocer las evidentes deficiencias de un equipo que se rompe por los laterales, se le cae en la creación y que vive ausente en muchas fases del encuentro.
Empate que a mi personalmente me deja la sensación de que se ha desaprovechado a oportunidad de sumar 3 puntos y decepción por la escasa ambición mostrada por el equipo.
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