Por Francesc S. Sorlí; El mes de septiembre del 2004, el que os escribe vivió una de esas experiencias que no se olvidan. Trabajaba de traductor del equipo de TVE dirigido por el periodista Angel Orte. Nuestra rutina de trabajo incluía visitas diarias a la villa olímpica en donde charlabamos con los atletas paralímpicos, se grababan reportages y se compartían momentos hermosos de la convivencia entre unos atletas que como el resto de atletas soñaban con el oro olímpico. A diario seguiamos sus competiciones, en la piscina con momentos inolvidables protagonizados por mi gran amigo y paisano Daniel Vidal que una vez tras otra destrozaba a sus rivales y llenaba su pecho de nadador con metales merecidamente ganados.
Uno de esos días comenzó la competición de fútbol para ciegos. Días atrás habiamos compartido visita a la Acrópolis con los chicos de la selección. El ascenso por la parte posterior de la Acrópolis, en ascensor instalado para favorecer el acceso de los discapacitados en tal ocasión, la visita a los monumentos, los cuales veían a través del tacto (el esfuerzo que me costó obtener permisos para que puediesen tocar los muslos de las cariatides o las majestuosas columnas del Partenon. A pesar de la elevada temperatura y el sobre esfuerzo de una jornada muy dura, lo pasamos estupendamente bien. Comimos juntos en una taberna de Mitropoleos y allí frente a la catedral nos hicimos la fotografía para la posteridad (Siento no poder compartir las fotos con vosostros, yo vivo en Atenas y las fotos las guardo en España).
Como os contaba, la competición comenzó. El espectáculo era impresionante. Con los ojos vendados para que nadie con un resquicio de visión tuviese ventaja sobre su contrario, comenzó a rodar el balón. Pases medidos al pie, controles con el pecho, regates, caños, centros al area rematados con voleas o cabezazos certeros que ponían en serias dificultades a los porteros (son los únicos que no tienen discapacidad). Simplemente espectacular. Animamos a los nuestros con pasión y al finalizar el partido, sobre el terreno de juego compartimos sus sensaciones. Yo les pedí taparme los ojos y jugar con ellos. La experiencia es para no contar, cada treinta segundos alguien me metía en el terreno de juego, era incapaz ya no de seguir la pelota sino siquiera de tener una mínima nóción de cual era mi ubicación en el campo y que decir de la ubicación del balón.
Desde aquí quiero darles mi más sincera enhorabuena porque eso es fútbol y ellos son magos del balón. Hoy comienzan los juegos de Pekin, suerte a la selección española y suerte a todos los atletas en general porque todos ellos merecen ser admirados como lo que son, atletas y deportistas de talla mundial.
Os dejo con un anuncio que años atrás grabaron algunos integrantes de la selección argentina de fútbol (con piojo Lopez y compañia) en el que se enfrentan a la selección de su país en la modalidad de ciegos. Sencillamente genial. Espero que os guste.

Por mi experiencia en el trato con paraolímpicos es para quitarse el sombrero con el esfuerzo que hacen. Jamás he visto a ningún profesional entrenar con tanta intensidad a como lo hacen los discapcitados.
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