Un nuevo ridículo de los valencianistas y ya empieza a ser costumbre. A la trágica situación económica y social del club, se le une desde hace semanas el cáos futbolístico al que se ha abonado el equipo, la desorganización en todas las líneas, la perdida deconfianza en su juego y en sus posibilidades y la extema facilidad defensiva que, sin excepción, aprovechan todos sus rivales.
Unai Emery no controla el vestuario y así se explica que vuelvan a florecer los mismos defectos que el año pasado llevaron al equipo a coquetear con el descenso. El equipo navega a la deriva y la crisis aumenta a medida que pasan las jornadas, se acumulan errores y malos resultados. Ya no importa quien esté en el campo, todos fracasan porque nadie está por la labor de asumir responsabilidades, de echarse el equipo a la espalda. El equipo no tiene dibujo y solo un milagro puede hacer ganar un partido a este equipo. Lo demás es demagogía.
El Mallorca, Osasuna, Malaga, Valladolid, Bilbao han maltratado al Valencia en las últimas semanas, equipos que no han demostrado nada del otro mundo pero que han ridiculizado al Valencia. Los delanteros del Valladolid, del Dinamo de Kiev o del Deportivo han terminado sus partidos en plan estrella mundial, todo gracias a la actitud pasiva y la desidia del equipo. Nadie podrá decir que es cuestión de edad de la plantilla, hoy Victor volvió loco a la zaga che y eso que en abril celebrará su 34 cumpleaños.
La situación es grave y lo es porque, por desgracia, el capitán del barco no demuestra signos de reacción. A Unai le superan las circunstáncias, ha perdido el rumbo en el campo y fuera de él. Son muchos los jugadores que no creen en él, algunos hasta lo manifiestan en sus círculos cercano con la intención de que llegue a la prensa. Este es un barco son grietas, sin rumbo y sin capitán. Solo un cambio drástico de actitud puede revertir la situación, pero por desgracia ni el presidente ni el entrenador tienen autoridad suficiente para tomar decisiones de la seriedad que el asunto requiere.
El Valencia volvió perder pero en esta ocasión no hubo siquiera sufrimiento, a las primeras de cambio el equipo encajó el primer gol y a partir de ahí fue a remolque de un Valladolid que en otras circunstáncias no habría causado el menor temor, pero a este Valencia es muy fácil hacerle daño. Tras el gol de Jonhatan Sesma, llegó el de Albiol en propia puerta y ahí, cuando apenas había transcurrido media hora de partido, terminó todo. El gol de Marchena en el 73' no sirvió para nada. Las internadas de Vicente por banda izquierda no fueron más que fuegos de artificio para un equipo que ni está ni se le espera. Triste, muy triste la situación y la imagen del equipo. Abrá que esperar acontecimientos, pero no hay demasiado tiempo, la afició está indignada y la champions ya comienza a parecer un sueño inalcanzable.
Lo realmente grave era ver la cantidad de abuelos que jugaban en el Valladolid más mayores que el más veterano nuestro, Baraja. Pues menudo baño nos han dado unos jugadores a los que hace 10 años les pasábamos por encima.
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