Lille 1-1 Valencia: Como el año pasado

Hay partidos que los ganan o los pierden los jugadores y otros que los ganan o los pierden los entrenadores, el de hoy es un ejémplo de lo segundo.

Unai no es nuevo en estas lides, la UEFA del pasado año debió servirle para aprender que no se puede despreciar a ningún rival por muy inferior que le pueda parecer. La alineación de hoy era la indicada para que sucediese lo que ha sucedido y a pesar de que me puedan tachar de ventajista, lo cierto es que eramos muchos los que pensabamos que eran demasiados los cambios como para que no se rompiese la unidad del equipo.

Y así ocurrió. El Valencia saltó al terreno con voluntarismo y buena colocación, incluso pudo adelantarse en el marcador en dos jugadas de Joaquín, una terminó con un remate de Zigic que Buttelle despejó con el pie cuando ya se cantaba el primer gol de la tarde, la otra la estrelló el propio Joaquín en el travesaño. A partir de ahí el equipo se resquebrajó, se rompió por todas partes, el agua entraba a borbotones en un barco que no acabo de hundirse porque apareció en escena un Cesar estelar, para salvar la situación.

Era la misma versión del Valencia de la UEFA del año pasado, el que no conjuntaba las líneas, el que se dejaba desbordar defensivamente, el que no recuperaba ni un balón en el centro del campo, el que en ataque andaba desorientado sin encontrar el modo de hilvanar dos pases seguidos. Se llegó al descanso con empate a cero, pero a nadie le hubiese sorprendido que los de Rudi García se marchasen al vestuario con un abultado resultado a su favor.

La segunda parte siguió por los mismos derroteros, los franceses cogían a los de Emery a contrapie una y ptra vez, les desbordaban por velocidad, les superaban en número en el centro del campo, combinaban a mayor velocidad que los valencianistas y dejaban en evidencia a los laterales valencianistas una y otra vez.

Poco a poco el Valencia volvió a recomponer su figura, a intentar mantener la posesión del balón, a combinar con criterio y aunque no hubo momentos de brillantez, se atenuó la furia de los galos que comenzaron a recular.

Con la salida de Mata llegó el primer gol, el burgalés aprovechó una excelente jugada de Joaquín, que estuvo a un buen  nivel, y con un toque sutil, batió al exvalencianista Ludovic Buttelle. Pero este Valencia era el de la pasada temporada, el que no cerraba nunca los partidos, el que acababa concediendo oprtunidades al rival hasta el pitido final y cuando se juega asi hay muchas probabilidades de que pase lo que pasó. Fue en una jugada desgraciada de Bruno, en su intento por despejar  el esférico, este reboto en la cara de un contrario, lo que provocó que Gervinho anotase el gol del empate. El Valencia acabó pidiendo la hora y el empate dejó una sensación extraña.

Pero he comenzado el artículo afirmando que este partido lo debían haber ganado los futbolistas pero lo estropeó el entrenador; aún no entiendo porque cuando Zigic está sobre el campo se sacan los corners en corto y cuando no está se sacan en largo. No entiendo porque no le ha dado la manija a Banega, con Michel por detrás de Zigic. Tengo la impresión de que Unai piensa que en una liguilla como esta se puede permitir el lujo de perder algún partido si con ello consigue no sobrecargar a algunos jugadores, pero creo que sería mejor opción intentar acumular victorias rápido y así no verse obligado a utilizar a los teóricos titulares cuando la competición esté más adelantada y con más minutos sobre las piernas.

Se ha perdido una buena oportunidad, esperemos que sea la última.