Cuando llega el caos, solo queda esperar un milagro del guaje
Aprender de lo vivido es algo que no entra en la forma de ser de esta entidad llamada Valencia CF. Año tras año vivimos y revivimos la misma historia, los mismos hechos convulsionan al club, las mismas gentes u otras distintas cometen los mismos errores del pasado, tanto en el plano institucional como en el deportivo. En este segundo me voy a centrar.
Unai Emery entrena al Valencia CF desde el verano del 2008, es decir, esta es su segunda temporada en el club, algo que debería proporcionarle experiencia y datos suficientes como para saber a que puede jugar este equipo y como hacerlo. El entrenador vasco insiste en que su idea de fútbol de ataque es la vía, única vía, para llegar al éxito con este equipo. Para ello, se escuda en nombres como Pablo, Silva, Joaquín, Mata y Villa, afirmando que con jugadores de esta calidad y corte atacante, el camino del triunfo es el camino del ataque, el camino del gol.
Y razón no le falta al bueno de Unai. En estos momentos cuenta con una de los mejores ataques del planeta, amén de tenerles conjuntados, lo cual les llega a jugar casi de memoría. Pero como a todos aquellos que se declaran discípulos de las ideas de Valdano, escuela de Lillo y demás chorradas, está condenado al fracaso del discurso vacio y carente de contenido.
Un equipo atacante no es aquel que unicamente ataca; es aquel que, con una actitud ofensiva, mantiene el equilibrio entre ataque y defensa. Ahí es donde se rompen todas las teorías de Unai y los rivales, además de saberlo, se aprovenchan de ello.
Unai defiende que es mejor ganar 4-3 que 1-0, algo que al espectador puede sonarle agradable al oído pero que plasmado sobre el campo convierte los partidos en un suicidio colectivo, en un entregarse a las manos del destino que en ocasiones puede detereminar que la balanza se incline del lado de uno, pero que en otras muchas, el azar, determinará lo contrario.
El caos, la falta de control de la situación sobre el terreno de juego lleva al equipo che a encontrarse en situaciones contrarias a lo deseable con más frecuencia de lo que un equipo, que aspira a esrar arriba, puede y debe permitir. Cuando ello sucede, el equipo se encomienda a la inspiración de los Villa, Silva, Pablo, Mata.
Unai debe aprender a atacar, aquí nadie le pide que convierta al grupo en un equipo defensivo, ni siquiera se le pide que juegue a la contra; lo que debe hacer, de una vez por todas es aprender a controlar las transiciones entre ataque y defensa y a partir de ahí, cualquier sistema puede ser efectivo. Cuando eso suceda, el grupo se convertirá , además de en un equipo atacante, en invulnerable.
La aspiración de un equipo atacante no debe ser ganar los partidos 3-2 ó 4-3, a eso se le llama caos. La aspiración de un equipo atacante o con vocación ofensiva debe ser la de hacerle saber al rival que va a encajar uno o varios goles y que va a tener escasas o nulas posibilidades de marcar. Creo que nadie duda de que el Barça de Guardiola es uno de los equipos con mayor capacidad ofensiva del planeta, ¿se han fijado ustedes el el número de ocasiones que concede?.
Ayer se le ganó al Génova con buen juego, pero de nuevo se concedieron ayudas infantiles al rival y eso es algo que el entrenador debe, está en la obligación, de corregir con entrenamiento y buena disposición, tanto táctica como psicológica del equipo. Unai, nuestros corazones no pueden estar abocados a la incertidumbre que da un 3-2.
¿Unai reconocerá algún día que hace algo mal? Pues va a ser que no y seguiremos igual.
ResponderEliminarSi no fuera así, no le llamaríamos cabezota...
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