Cesar sigue con la ilusión de un niño
Lo imaginabamos muchos, tras la victoria aplastante ante el Villarreal tocaba un partido "fácil" con un clima apacible, es decir, se daban todos los ingredientes para que el Valencia se relajase y así fue. Es lo que llamamos partido trampa.
Ya ha ocurrido en varias ocasiones, cada vez que el equipo está cerca de la segunda posición, falla. Tal vez sea casualidad, pero a mi empieza a parecerme que el Valencia no es un equipo que deba conformarse con la tercera posición; comienzo a pensar que esta plantilla está capacitada para dar más de lo que estamos viendo y por alguna razón intenta evitar la presión de estar arriba.
Hoy el gigante salió dormido, se dejo avasallar y solo la magistral actuación de Cesar evito que el Tenerife se marchase al descanso con ventaja. Falta de intensidad, exceso de confianza son adjetivos inadmisibles para un equipo que atraviesa las dificultades económicas del Valencia y los hemos visto florecer en más de una ocasión.
La segunda mitad pudo significar el despertar del gigante, pero cuando los chicos de Unai quisieron ganar el partido, era demasiado tarde. El empate no solo significa un frenazo en la aspiración de atrapar al Real Madrid, en mi opinión, es la constatación de que este equipo juega con la calculadora en la mano.
Cuando termine la temporada, si el equipo logra tercera posición, nadie se acordará de estos partidos, pero insisto, este equipo mira demasiado la tabla y por alguna razón, no quieren verse las caras con Madrid y Barça. Les valía el empate y lo consiguieron pero, si se el equipo hubiese perdido ante el Villarreal, ¿hubiesemos visto hoy al mismo Valencia que vimos?
Se resume en falta de ambición
ResponderEliminarMuy buén analisis. Me gusta, lo comparto.
ResponderEliminarwww.ciberche.net