Manuel Llorente o como desmantelar el Valencia CF

Juan Soler ha pasado a la historia del Valencia Cf como el presidente que ha llevado al club a la quiebra. Llegó para amansar las aguas que Paco Roig se encargó de remover, del "equip campió" pasamos a un club en descomposición. Más tarde llegaron los presidentes floreros, los testaferros, las falsas empresas que querían comprar el club.

Ante tanto impresentable,  Bancaja decidió intervenir el club del que es el primer acreedor y darle la presidencia de Manuel Llorente. El flamante presidente llegaba contratado por Bancaja cobrando del Valencia Cf, algo que entraba en clara contradicción con su discurso , que se basaba en el saneamiento del club, la democratización del mismo y el retorno de la paz social.

Los primeros meses de Llorente en la presidencia fueron pura estratégia, una auténtica operación de marqueting con el fin de conseguir que la ampliación de capital saliese adelante. Para ello Llorente no dudó mostrarse como un negociador duro, y para proyectar dicha imagen, nada mejor que negarle a Florentino el traspaso de  Villa al Real Madrid.

Mientras tanto, se cerraba en secreto el traspaso del guaje al Fc Barcelona, algo que explica la prematura salida del jugador en cuanto se dio por concluída la temporada. Para los que aún no lo hayan entendido, Villa jugó su última temporada en el Valencia Cf con una especie de cesión por parte del Barça, por eso Laporta se empeñó en presentarlo antes de abandonar la presidencia del club de la ciudad Condal.

Con la vitola de héroe por haber retenido las estrellas en el club, en un momento en el que se hablaba de la seria posibilidad de acogerse voluntariamente a la ley concursal (antigua quiebra), Llorente tenía el camino allanado para dar el siguiente paso, pedirle dinero a los socios y accionistas.

Así fue como se puso en marcha una controvertida ampliación de capital en la que el pequeño accionista aportó 18 millones de euros y el resto, hasta completar los 100 millones de euros, fue adquirido por la Fundación del Valencia con un crédito concedido por Bancaja. Cuanto menos resultaba curioso que el mayor acreedor del club prestase dinero para que la Fundación del propio club adquiriese la mayoría de los títulos.

Dicha operación se vendió al aficionado valencianista como un paso previo a la verdadera democratización del club. Las acciones serían revendidas en paquetes de 50.000 euros, lo cual evitaría que, como hasta ese momento había sucedido con Roig o Soler, el club cayese en manos de una sola persona.  Pero un año después, las acciones siguen en manos de la Fundación que, curiosamente, cambió a su presidente por Társilo Piles,  un hombre mucho más afin a la línea de Llorente y Bancaja. El segundo paso del plan ya se había consumado, Juan Soler pasaba a ser historia negra del club y el control caía en manos de Bancaja sin haber puesto un solo euro, porque si hay algo que no podemos olvidar es que a Bancaja los préstamos se le devuelven con intereses. Que a nadie extrañe pues que la asociación del pequeño accionario del VCF haya denunciado dicha ampliación de capital.

Con el Valencia clasificado para la próxima champions, el siguiente paso ya se puede ejecutar, a falta de compradores del viejo Mestalla y con una incapacidad manifiesta para generar ingresos, solo queda desmantelar la plamtilla. Se hizo efectiva la venta de Villa al Barça, durante 10 meses se preparó a la afición para que aceptase con resignación la salida del club de su mejor jugaodor. Ahora, el trabajo de maduración se está haciendo a marchas forzadas para que la afición asuma con resignación que Silva y Mata también abandonarán el club, por el camino se le negó la renovación a Baraja y se vendió a Zigic. También se está preparando a la afición para una posible venta de Pablo Hernandéz y mientras tanto, Llorente reafirma su actitud dictatorial despidiendo a todo aquel que se atreva a poner en duda cualquiera de sus decisiones, por insignificante que esta sea.

¿Por qué no se vende la parcela de Mestalla?.
Llorente afirma que las ofertas que se han recibido son a la baja, algo evidente en época de crisis. Pero, ¿es ese el verdadero motivo?. La cuestión es mucho más macabra y al mismo tiempo bastante más simple de lo que pudiera parecer. Hace unos días la alcaldesa Rita Barbera hacía unas declaraciones en las que afirmaba que en breves fechas podría cerrarse la operación de la venta del viejo Mestalla. Rita sabe que existen ofertas, pero se adelantó al plan, tal vez porque necesita congraciarse con parte de la población o tal vez por simple imprudencia.

El caso es que Llorente no ha vendido las parcelas porque antes necesita sacar  el mayor provecho económico a la plantilla y una vez ésta esté desmantelada, aceptar la oferta que cubra la cantidad necesaria para saldar la deuda con Bancaja, con el empresario Calabuig y la cantidad necesaria para reanudar, que no finalizar, las obras del nuevo Mestalla. Después, como he dicho antes, abandonarán el club a su suerte, sin importarles la calidad de la plantilla que en ese momento exista o el futuro de las obras del club.

Se marcharán con la cabeza alta y por la puerta grande, que no lo dude nadie, afirmando que el club ha reducido la deuda, que se ha vendido el viejo Mestalla y que que se han reanudado las obras. Después pondrán en marcha la operación de democratización del club, porque su trabajo habrá terminado, el Valencia habrá perdido su patrimonio por la mala venta de los terrenos, y habrá devaluado su plantilla por la venta masiva de los jugadores de mayor calidad. Lo que quede, eso ya no les importará, eso será problema de los de siempre, de los socios, aficionados y accionistas que día a día sufren por el futuro del club.

El proceso de desmantelación del club está en marcha y solo finalizará cuando el Valencia salde su deuda  con Bancaja. A partir de ese momento, que nadie lo dude, Bancaja y Llorente abandonarán el barco  para que termine de hundirese en manos de otro, para ellos, el negocio habrá terminado.


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