Fc Barcelona 2-1 Valencia Cf. Unai volvió a suspender

El de anoche fue un partido que ofrece distintas lecturas, pero que la gran mayoría de ellas conducen a una misma conclusión, Unai suspendió el examen.

Puede que muchos de los que visteis el partido penséis que la primera parte del Valencia fue fantástica, que le robó el balón al Fc Barcelona, que se anticipó en todas las jugadas y que le ganó la partida a Guardiola, tanto en la faceta defensiva como ofensiva. Si pensáis así estaréis en lo cierto, pero solo existe un pequeño problema, los partidos duran noventa minutos y Unai no supo responder ante los cambios tácticos que Guardiola realizó en el descanso.

Comenté en la previa del partido que si Unai traicionaba su filosofía de juego y se presentaba en el Camp Nou con un 4-3-3 estaría haciéndole un flaco favor al equipo, pero me equivoqué. Anoche me di cuenta de la razón que lleva a Unai a cambiar el esquema de juego cada vez que se enfrenta a un equipo importante.

La cuestión es simple, aunque mi torpeza me haya impedido entenderle antes. Unai intenta cada verano introducir el 4-3-3, que es en realidad el esquema de juego en que él cree, cuando los resultados no acompañan y las quejas afloran en el vestuario , prensa y aficionados; el vasco recula y emplea el 4-2-3-1 y el 4-4-2 para acallar las voces discordantes. Pero es un tipo terco, es cierto que esa misma terquedad le ha llevado a donde está, por lo que no siempre es malo creer en uno mismo, en sus propias ideas e intentar llevarlas a la práctica hasta el final. Y es por eso que, cada vez que se enfrenta a un equipo importante, ve la oportunidad de imponer su ley y demostrarle a sus detractores que están equivocados, que su filosofía es la que vale y que con sus ideas se puede derrotar a los grandes, de ahí el empeño en el 4-3-3.
El problema de Unai es que no es, o no quiere ser consciente de que su esquema, tal y como se plasma en el césped y con estos jugadores, exige dos onces distintos, uno para cada mitad, de lo contrario es imposible que ese nivel de exigencia física y mental se mantenga durante los 90 minutos.

Ayer lo vimos claro, el Valencia tuvo al Barça contra las cuerdas durante 45 minutos, fue claro dominador, se adelantó en el marcador con gol de Pablo e incluso, el propio Pablo, pudo establecer el 0-2 antes del descanso. El control de la situación vino acompañado de algo inaudito en Can Barça, la posesión del balón. Los rivales del Barça difícilmente superan el 30 % de posesión, el VCF ayer, en la primera parte, dispuso de un 56%. Sin duda algo más que meritorio.

Pero para lograrlo el equipo se deja por el camino toda la energía física y mental en tan solo 45 minutos, mientras que el Barça, bien dosificado y con los cambios tácticos adecuados pudo rehacerse y doblegar con una facilidad extrema a un Valencia que en la segunda mitad fue una caricatura de sí mismo.

Unai no se traiciona a si mismo, traiciona al valencianismo, le engaña durante los envites menores haciéndole creer que el esquema de juego y el estilo que el equipo impregna sobre la alfombra verde es el que representa sus creencias futbolísticas. Deja de engañarnos en cada gran cita, ahí sale el Unai de siempre, el que pone a Mathieu de interior para dejarse a Mata en el banco; el que utiliza a Banega de falso mediapunta y entrega la batuta del equipo a Fernándes, el que se empeña en que Jordi Alba sea lateral, el que cuando el equipo necesita un refresco en el centro del campo, saca a Soldado e introduce a Aduriz; el mismo que minutos después insiste en su error y da entrada a Mata en lugar de Banega, dejando él centro del campo más desprotegido si cabe. Unai no se traiciona a si mismo, Unai traiciona al valencianismo.

No quiero ser excesivamente crítico con Unai, pero me lo pone complicado. Desde que la temporada arrancó intento entenderle, darle margen en las decisiones que toma e incluso, el día del Manchester preferí no hacer sangre. Pero Unai me lo pone en chino, insiste una y otra vez en utilizar fórmulas que por una u otra razón, le llevan al fracaso en las grandes citas.

En estos momentos el Valencia comparte posición con el Fc Barcelona, lo cual ha de servir para tranquilizar los ánimos y no caer en el derrotismo al que tan acostumbrados estamos por estos lares.

El miércoles Unai tiene otra revalida, seguro que ahí no se atreve a sacar el 4-3-3, seguro que el equipo afronta el encuentro de otro modo y seguro que sacamos provecho de ello. Si es así me alegraré por el equipo pero, una vez más, me sentiré traicionado por el entrenador, porque si fuese consecuente consigo mismo, el miércoles saldría con lo que a él le gusta, a morir en el intento de plasmar sus ideas, a jugar como ante el Barça. Pero no lo hará, sabe que el día que salga del Valencia deberá volver a banquillos más fríos y por eso saldrá a puntuar traicionándose a si mismo y a la espera de una nueva oportunidad de exponer su terquedad ante un rival de importancia. Una pena, pero Unai volvió a suspender.