Si os dijese que soy amante de las estadísticas estaría mintiendo. Nunca me gustaron los números, pero reconozco que, en muchas ocasiones, la aritmética, desproviene de cierta pasión a algunos temas, y ayuda a analizar algunas situaciones con mayor claridad.
Por eso, esta mañana le he echado una ojeada a la tabla clasificatoria. La victoria del submarino en Cornellá le da la oportunidad, a los de Emery, de distanciarse del equipo de Pochettino y marcar una distancia respetable, de seis puntos, con su más directo rival por la disputa de la cuarta posición que, no olvidemos, da opción a disputar la fase previa de la champions.
Sigo mirando la tabla. Tras la derrota del Real Madrid en el Reyno de Navarra, de conseguir la victoria en el Sardinero, el equipo che se situaría a ocho puntos de los de la capital. Si el sábado era Joaquín quien avisaba (parece que se olía la derrota del Madrid en Pamplona) que intentarían dar caza al equipo blanco; en esta ocasión ha sido Ricardo Costa quien se ha marcado como objetivo alcanzar la segunda posición de la tabla.
A muchos les parecerá excesivo. Puede que tengan razón, si para el Madrid, a siete puntos del Barça, estamos diciendo que se le acabó la liga, lo más normal sería que el mismo razonamiento sirviese para que los de Emery no pudiesen soñar con deshauciar a los de Mourinho. Pero es ahí donde la aritmética falla en esto del fútbol, porque aquí también juegan las sensaciones y en estos momentos, el Barça da una sensación de invulnerabibilidad equiparable a la sensación de impotencia que da el Madrid. Y ese es el resquicio al que se agarran los valencianistas.
Pero el camino es largo y duro e irremediablemente, en esto del fútbol, todo pasa por sumar de tres en tres. Precisamente eso es lo que necesitará conseguir el Valencia en tierras cántabras, tres puntos de oro que le permitan seguir con su particular cuento de la lechera.
Puede que a muchos, las declaraciones de Joaquín y R. Costa, les chirrien. El Madrid parece inalcanzable y además el Villarreal está de por medio. Puede que tengan razón, pero al menos, en los últimos días parece que el objetivo, para alegría de los aficionados valencianistas, ha cambiado. Ya no se conforman con esa cuarta posición, que sirve para cumplir con el objetivo mínimo, pero que tanto irrita al aficionado; parece ser que el nivel de autoexigencia se ha elevado y por fin empiezan a mirar hacia arriba y no hacia abajo. Buena noticia.
El siguiente paso es refrendar las buenas intenciones con hechos. Para ello hay que tumbar a los nuevos ricos de la liga, al equipo del indio Ali Syed, al equipo cántabro que, durante algún tiempo se convirtió en la auténtica bestia negra del Valencia y que, afortunadamente, en los dos últimos enfrentamientos, pudo revertir la situación y obtener dos victorias por la mínima, pero al fin y al cabo, dos victorias. No me quito de la cabeza el hat trick de Chité en Mestalla.
El Valencia ha viajado con la baja del que, en las últimas semanas, se ha convertido en su hombre talismán. Juan Mata no superó, en el día de ayer, las molestias que venía arrastrando en su tobillo izquierdo, lo cual abre el abanico de posibilidades en cuanto a esquema de juego y hombres se refiere.
La posibilidad de que Maduro acompañe a Tino Costa en el centro del campo y que Banega ocupe la mediapunta, parece cobrar fuerza a medida que pasan las horas. La posición de Mata la ocuparía Pablo y Aduriz o Soldado actuarían en la punta de ataque. Si he de dar mi opinión, pienso que Banega desarrolla su fútbol con mayor comodidad en el mediocentro y Tino Costa puede crear mayor peligro en la media punta -su potente zurda se hace más peligrosa en las inmediaciones del área rival-. Tampoco entiendo que la baja de un jugador provoque tres cambios de posición sobre el campo, pero eso es algo que viene caracterizando a Emery y a estas alturas me niego a discutir.
Atrás la entrada de Bruno en lugar de Miguel y Navarro en el de Dealbert -fuera de la convocatoria- , parecen ser las novedades más importantes de un Valencia que necesita imperiosamente vencer esta noche- a las 21 horas- al Racing de Santander, para seguir soñando con dar caza al submarino amarillo, abrir brecha con el Español de Pochettino y lograr la sexta victoria consecutiva en liga, que supondría un nuevo record en la trayectoria de Unai como entrenador valencianista y que igualaría las mejores marcas del club, conseguidad por Quique Sánchez Flores y Rafa Benitez.
La noche incita a la típica cagada de turno
ResponderEliminarconfiemos en el milagro del último minuto
ResponderEliminarLástima que las palabras de algunos jugadores se queden en el aire y luego no se complementen con su actuación en el campo: ¿donde está la motivación de mirar hacia arriba? En el terreno de juego no la vi.
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