R. Zaragoza 0-1 VCF. Victoria mínima, juego mediocre

Jordi saca el dedo tranquilizador,¡ uuuuno! parece gritar con rabia. Y es que cada gol cuesta casi casi como un milagro. El Valencia sacó los tres puntos de un campo en el que debería ganar casi cada vez pero que, en las últimas temporadas, se le había venido atragantando.

Ayer no se les atragantó la victoria, ni siquiera se les atragantó el Zaragoza, se atragantaron ellos mismos con su propia falta de ideas y su juego vulgar y sin espíritu. Este equipo se ha acostumbrado a estar en el objetivo porque ello permite la supervivencia y de ahí que, mientras la afición se aburre soberanamente, ellos sigan felices al término de esos tostones insufribles con que nos deleitan.

El Valencia es cuarto, está en e objetivo pero nuestro vecino de ciudad es líder y está a cinco puntos. Cualquier tropiezo che unido a una victoria granota, pondría a los de Emery a ocho puntos del Levante y puede que eso empiece a sonar con demasiada estridencia entre el valencianismo.

Creo que ha llegado el momento de que Emery replantee la situación y se de cuenta de que llevan años vendiéndonos milongas y jugando a la ley del mínimo esfuerzo. Si se luchan de principio a fin todos los encuentros, el Valencia debería ganar al 80% de sus rivales e intentar arañar puntos ante FC Barcelona y Real Madrid.

Esta liga está compuesta por equipos con una desigualdad descomunal, la cual debe reflejarse, no solo entre Real Madrid y Fc Barcelona con el resto,sino entre el Valencia y el resto. Ni Sevilla, ni Villarreal, ni At Madrid deberían estar compitiendo por la misma posición que el Valencia. Los de Emery tienen mejor plantilla y deben demostrarlo. hasta el día de hoy se han dedicado solo a mostrarse, que es muy distinto.

Los resultadistas pueden morir de gusto mirando la clasificación. Al final sacarán pecho, como cada año, porque el equipo habrá entrado en champions y en la próxima champions volveremos a hacer el ridículo ante rivales de un nivel inferior.

Nosotros, quienes amamos el fútbol, aspiramos a que nuestro equipo nos haga vibrar y para ello, por encima de nombres y posicionamientos sobre el campo, hace falta, es imprescindible que el equipo ame lo que hace y que transmita pasión.

A día de hoy están en el objetivo marcado por los mediocres y puede que hasta brinden en la intimidad, pero ni gustan ni enamoran y es por eso que tras cualquier patinazo afloran las crítica de inmediato. Es lo que les ocurre a quienes apelan únicamente al objetivo, que están obligados a mantenerse en él para no salir abucheados.