La explosión de júbilo de un crack

Villa realizó un partido al alcance de muy pocos delanteros

Anoche asistimos a un espectáculo para privilegiados. Pocas son las aficiones en el mundo que pueden presumir de tener en su equipo a uno de los mejores delanteros del mundo, se pueden contar con los dedos de una mano. Por suerte para nosotros, Mestalla es uno de esos estadios privilegiados en los que, cada quince días, podemos disfrutar de dicha mágia. En Mestalla habita el guaje, un delantero distinto, un delantero letal.

Desde hace tiempo se especula con la salida de Villa hacia otro equipo. Muchos son los destinos que se le han adjudicado, R. Madrid, Barça, Chelsea, Manchester... de algunos ha estado más cerca que de otros, pero la realidad es una, desde que el Valencia decidió pagar los 12 millones de cláúsula para que cambiase las tierras aragonesas por las valencianas, el guaje siempre ha estado aquí, le guste a quien le guste.

Digo esto porque, desde el fracasado intento de llevarse al guaje, protagonizado por Florentino y platanito a la limón, muchas han sido las portadas de periódicos publicadas hablando de la tristeza de David por seguir en Mestalla. Se ha repetido por activa y por pasiva que el guaje quería marcharse porque no es feliz en Valencia y para reforzar sus teorías les bastaba con publicar una imagen del propio jugador frunciendo el ceño  tras haber encajado un gol (si esas expresiones fuesen sinónimo de quererse marchar, Casillas hace años que hubiese volado del Bernabeu).

Mientras tanto, el jugador asturiano seguía su máxima al pie de la letra, marcar en cada partido, ante cualquier rival, por encima de comentarios o especulaciones, el guaje seguía aumentando su cuenta goleadora sin compasión.

Hasta que anoche algo cambió. David Villa se marcó un partido excepcional, al alcance de muy pocos en este planeta. No solo marcó dos goles, además dispuso de varias oportunidades, dio magnificos pases, fue omnipresente, en ataque y en defensa y lo más importante, lo que realmente hizo que la de ayer fuese una noche distinta fue la celebración de su segundo gol.

La instantánea de arriba refleja un sentimiento mucho más definido que el que, de forma interesada, ha copado innumerables portadas de periódicos. El guaje anoche se fundió en un abrazo con el público de Mestalla, el guaje anoche demostró que, independientemente de lo que pueda ocurrir con su futuro, no solo no vive secuestrado en la ciudad del Turia sino que es feliz.

No lo hecho de menos en las portadas de hoy porque sé que esa imagen duele en más de una redacción, pero anoche lo vivimos en Mestalla, anoche asistimos a la explosión de júbilo de un crack.