Victoria justa del Barça, correctivo excesivo.

Maduro vio la roja y ya son cinco los partidos en que el VCF acaba en inferioridad

FC BARCELONA 3-0 VALENCIA CF
El Valencia se presentó en el coliseo culé con un equipo de circunstancias, fundido físicamente, con innumerables ausencias perom con el espíritu demostrado ante el Werder. La presión de Albelda y Banega sobre los hombres de creación del Barça, el trabajo defensivo de los dos laterales y los dos interiores ché provocaban un cortacircuito en las filas de los de Guardiola que, durante todo el primer tiempo, estuvieron en la cuerda floja.
Los de Emery presionaban arriba, recuperaban y montaban contras vertiginosas; Pablo y un gran Jordi Alba desbordaban a los laterales blaugrana y solo la ineficacia goleadora de la que viene haciendo gala en Valencia las últimas semanas, evitó que el Valencia se marchase al descanso con ventaja en el marcador.

Los valencianistas derrocharon ganas, imprimieron velocidad en el juego y se vaciaron en la presión, pero este equipo está cogido con pinzas y tanto esfuerzo sin recompensa hacía presagiar que la segunda parte podía ser un auténtico chollo para los delanteros del Barça.
Así fue, la segunda mitad tomó un cariz muy distinto a la primera. El Valencia tenía muchas dificultades para mantener la presión del primer tiempo y la inoportuna lesión de Albelda acababa por entregar el centro del campo a los de la ciudad condal. A partir de ese momento, el Valencia fue un juguete en manos de los de Guardiola.
La absurda expulsión de Maduro, una más, acabó por desmontar a un equipo que, a pesar de no perderle la cara al partido, estaba en manos de su rival y en esta ocasión, el rival era el menos indicado. Aún así, el serbio Zigic la tuvo en sus botas, pero se equivocó en un mano a mano con Valdés y acabó tirando al muñeco. Es lo que suele suceder cuando se le da toda la responsabilidad, en los momentos importantes, a jugadores en los que no se confía y a los que se tiene faltos de ritmo.

La lesión de Bruno agravaba más aún las cosas para un equipo que acusa la malísisma planificación de su cuerpo técnico y que está pagando el nefasto reparto de minutos de la plantilla. Téngase en cuenta cuando llegué la hora de la renovación.

Ese fue el último coletazo de un Valencia que, por aquel entonces, ya estaba en manos de su rival. Después llegó el primero de Messi, desbordando a Bruno a pierna cambiada y el segundo y el tercero de un crack al que darle un metro es invitarle a que entre al estoque y que cuando vio la fragilidad defensiva del Valencia, la aprovechó como los jugadores de primer nivel saben hacer.


El 3-0 final fue un correctivo excesivo para un equipo que salió al Nou Camp a jugar de tu a tu al campeón de todo pero que, por todas las circunstancias que conocemos, duró 45 minutos sobre el campo, pero aguantó 80, seamos justos.