Estaba cantado. Cuando Unai habla de convertir el estadio Mestalla en un santuario, a las primeras de cambio llega el colista y lo saquea.
Unai habla demasiado, transmite demasiados nervios a los suyos y es incapaz de controlar las situaciones adversas. En su tercer año al frente del equipo, el entrenador vasco del Valencia está cometiendo los mismos errores del pasado.
El Valencia tiene una defensa tremendamente vulnerable, algo que ya sucedía antes de la llegada de Unai al club y que éste ha sido incapaz de corregir. Los rivales han aprendido que basta un pase en largo para ganarle la espalda a los valencianistas y lo ponen en práctica una y otra vez, creando auténticos problemas a la zaga ché. Hoy fue un defensa quien a las primeras de cambio se coló hasta la cocina y superó a Moyá. Esta es otra de la lagunas defensivas que se repiten en este equipo, la defensa se resquebraja por el centro sin que ninguna pareja de centrales pueda remediarlo.
Con el marcador en contra al Valencia le supera la ansiedad y la precipitación. Miguel saca el balón jugado de atrás asumiendo funciones que no son las suyas. Banega se pierde entre el marcaje de los rivales y no le llegan balones, con lo que la salida del esférico suele ser precaria; Mathieu intenta hacer la guerra por su cuenta y la gente de arriba se convierten en convidados de piedra. Unicamente la generosidad rival, como ya ocurriera en Glasgow, devuelve las tablas al marcador. Esta vez fue Lanzaro, quien tras marcar en la puerta de Moyá se encargó de hacer lo propio en su portería en un mal entendido con Doblas.
Ni siquiera contra diez es capaz de controlar el partido. El Valencia encuentra extremas dificultades en la creación, choca una y otra vez contra el muro defensivo del rival, los delanteros se estorban entre ellos, y con el paso de los minutos el rival, en inferioridad, se crece y hasta roza el gol.
No hubo ni un sólo ataque estático que desbordase a los maños. La velocidad es el único recurso de que dispone el Valencia, algo tremendamente inutil cuando el rival se halla bien armado atrás y a la espera.
Al final, el Zaragoza asalta el santuario, ante la impotencia de un equipo que cada año repite la misma canción. El público, conocedor de su equipo y de a donde conduce el camino que ha tomado, despide la función, por segunda semana consecutiva, con una sonora pitada. El martes una nueva función, ésta vez a vida o muerte. Una derrota puede traer consecuencias de importancia en el banquillo valencianista. Unai peligra, aunque no lo quieran admitir.
Por cierto, lo de que era previsible no es un farol, ni jugar con ventaja; en la porra de che che che ya vaticiné el 1-1. Algo me olía a chamusquina.
Ficha técnica:
1 - Valencia: Moyà, Miguel, David Navarro, Ricardo Costa, Mathieu, Topal, Banega (Manuel Fernandes, m.76), Pablo (Joaquín, m.61), Mata, Vicente (Soldado, m.68) y Aduriz.
1 - Zaragoza: Toni Doblas, Diogo, Lanzaro, Jarosik, Contini (Edmilson, m.70), Ponzio, Jorge López, Pinter (Ander Herrera, m.45), Gabi, Lafita (Bertolo, m.76) y Braulio.
Goles: 0-1, m.3: Lanzaro. 1-1, m.44: Lanzaro en propia puerta.
A mí me recordó al típico partido en el que los jugadores ya están pensando en el siguiente (el de Champions)
ResponderEliminarA mi me recordó al típico partido en que lo jugadores ya están pensando en el siguiente entrenador
ResponderEliminarUn poco de humor entre tanto desastre http://doscomunicacion.blogspot.com/2010/10/el-valencia-se-convierte-en-el-equipo.html
ResponderEliminar