Villarreal CF 1-1 Valencia CF: Pequeñitos

Villarreal CF 1(Rossi)- Valencia CF 1 (Aduriz)

El Valencia CF se ha hecho pequeño, ha menguado, ha encogido hasta convertirse en un equipo temeroso, agobiado por la fobia a la derrota y con un despego hacia el balón, protagonista indispensable de éste deporte, que debería provocar una reflexión profunda en torno al modelo de equipo que se busca, los objetivos reales a los que se aspirará en el próximo lustro y la forma de conseguirlos.


Sin rubor, así ha salido el Valencia Club de fútbol al Madrigal. Ni un ápice se ha ruborizado su entrenador al plantar sobre el cesped una defensa de cinco, con tres centrales y dos laterales. Le ha bastado con decir en rueda de prensa que no era una defensa de cinco sino de tres centrales y dos carrileros para dejar conforme a la parroquia. Él tiene el carnet de entrEnador y el resto somos tontos. Desde hoy, los laterales no son defensas, son carrileros; palabra de Unai.

Nos hemos hecho pequeños porque renunciamos al balón sin sonrojarnos, porque jugamos en función del rival y ya no nos da complejo asumirlo, incluso llega a parecernos normal, cambian de sistema como de calzones y cuanto más atrás mejor. Pensamos que el Villarreal es tan superior que llegamos a creer que la única forma de contrarrestar su juego de ataque es agazaparnos atrás, acumulando hombres y a la espera de poder marcar en una contra. Como los equipos sin recursos, como los equipos pequeños.

Nos hemos hecho pequeños porque un empate en el Madrigal nos parece una hazaña (después de conseguir dos puntos de 39 en los campos de los de arriba, podemos considerarlo como un hito); hemos empequeñecido porque incluso a la prensa (salvo honrosas excepciones) le ha parecido un planteamiento fantástico y de haber conseguido la victoria más de uno se hubiese apresurado a afirmar que Unai ha decubierto el fútbol.

Pequeñitos hasta límites insospechados por tener un entrenador que se deja ningunear por un don nadie a quien su arrogancia supera con creces sus méritos en la profesión;


Reducido a la mínima expresión al contemplar al presidente Llorente y al expresidente Paco Roig, enzarzados en una pelea que deja la imagen del club por los suelos y que retrata a la perfección la profesionalidad de quienes regentan y han regentado esta entidad durante los últimos años. Lo de Paco Roig aplaudiendo con sorna el gol de Rossi es para que aquellos que aún hoy le defiendan lo sigan haciendo con "cor i força".

Minúsculos por habérse agazapado durante toda la segunda parte en el área propia esperando a que llegase el empate para intentar reaccionar y por, tras el empate final, dar por válido un punto que no aporta nada, ni al futuro del equipo ni a la biografía de un entrenador que, cada día anda más perdido. Pero eso ya poco importa porque la orden ya está dada.

Llorente hace semanas que ordenó a Braulio que sondease el mercado de entrenadores para la próxima temporada. Con un poco de suerte Unai podrá volver al Almería en donde sus planteamientos serán mejor acogidos y por aquí, crucemos los dedos, igual hay suerte y se deja ver algún tipo con algo de aprecio por el esférico, ese extraño objeto al que tan poco aprecio parecen tenerle algunos entrenadores, y con ganas de jugar como la historia de este club se merece, sin complejos y sin fobia al rival.