Después de unos primeros minutos de ímpetu valencianista, el equipo blaugrana tomó las riendas del encuentro y ya no las soltó hasta el pitido final. Hasta Llorente expresó al término del encuentro que la superioridad blaugrana es manifiesta. A Llorente habría que decirle que en sus manos está la posibilidad de construir un equipo capaz de competir cara a cara y cuerpo a cuerpo con los más grandes. A este Valencia aún le queda mucho camino por recorrer para lograrlo.
Queda la UEFA y la lucha por consolidar la tercera posición. Cada vez cuesta más ver la botella de la ilusión llena; cada vez cuesta más creer que este equipo pueda llegar a estar "a full", cada vez la desilusión mengua en su intensidad, es lo que tiene acostumbrarse a las derrotas. Pero lo cierto es que el Valencia tiene una plantilla muy inexperta en estas lides y descompensada en algunas posiciones; todo ello unido a que el rival era el peor que les podía tocar y la ausencia de Soldado, hace que la derrota no sea tan dolorosa como las de otros años ante equipos de un nivel muy inferior.
Eso es lo que salva la honra che, la talla del rival. De lo contrario estaríamos hablando en un tono más duro, pero esta noche no corresponde darle palos a una plantilla que desde su confección hasta en su cuerpo técnico y por ende en sus planteamientos está a un nivel muy inferior al blaugrana.
Los goles de Cesc y Xavi devolvieron al Valencia a la realidad, aunque para ser sinceros, el resultado fue corto para lo visto sobre el terreno de juego.
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