Después de vencer al Swansea por la mínima, el Valencia se enfrenta a Osasuna, en un partido en el que el equipo tiene la obligación de despojarse de la presión, abandonar los nervios y comenzar a responder a las expectativas y sobre todo a la talla y la calidad que ese les presupone.
Con Djukic en el punto de mira y Rufete vigilante, la obligación de ganar es doble. El calendario se complica, At. Madrid y Real Madrid son los próximos rivales del Valencia, un resultado negativo ante los rojillos provocaría la destitución del entrenador serbio, casi con total seguridad.
A pesar de la victoria en la Europa league las dudas en cuanto al juego y la alineación del equipo son abundantes. A pesar de que la defensa ha traido en jaque al entrenador, con fallos garrafales que han costado muchos puntos, es en la zona de creación y arriba donde se están produciendo más variaciones, ya que atrás los recambios escasean.
Lejos quedan los inicios de la liga en los que Banega abanderaba el proyecto de Djukic o Djukic presentaba a Banega como el abanderado de su proyecto. Las malas actuaciones del argentino le han restado protagonismo en el equipo y en su lugar está apareciendo con mayor asiduidad Parejo.
Los cambios arriba también son notables y continuos. Feghouli, Canales, Jonas, Piatti, Fede Cartabia, Helder Postiga, Alcacer y Pabón entran y salen del equipo sin que el entrenador llegue a encontrar la fórmula perfecta que le aporte victoprias y tranquilidad para trabajar en un fútbol más coherente y con mayor consistencia.
Con el entrador desautorizado por el presidente y por el propio Rufete, Djukic agota sus últimas balas. Ojala el Valencia derrote al conjunto osasunista y encadene varias victorias consecutivas.
Opino que la etapa de Djukic está agotada, sin embargo deseo equivocarme porque, ahora más que nunca, el equipo necesita estabilidad, aunque todos sabemos que eso es casi imposible de conseguir en una sociedad deportiva como el Valencia que vive en permanente estado de shock.

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