Durante el partido de ayer asistimos a una escena que en poco o nada beneficia a la imagen del Valencia CF, me estoy refieriendo, claro está, al enfrentamiento entre Unai Emery y Joaquín.
Al parecer, Unai reprochaba al andaluz que no pelease los balones con el ímpetu que debiera, Joaquín se tragó el sapo y un minuto después marcaba su gol, tras el cual vino el desvario del valencianista en forma de insultos a su entrenador.
En la crónica que hice del partido de ayer hablaba de la actitud de Unai como un error garrafal y lo hacía así porque considero que, además de no solucionar nada lo que se consigue es crear una escena en público de las que no recuerdo hayan beneficiado jamás a nadie.
Muchos han sido los enfrentamientos de este estilo y no me referiré a Luís Aragonés, con su particular forma de motivar a los jugadores poniéndoles en evidencia delante de sus compañeros y en ocasiones, hasta en público con un estadio lleno hasta la bandera y las camaras de televisión presentes. Que se lo digan a Eto'o.
En Mestalla también hemos visto alguna escena de este estilo, recuerdo alguna de las reacciones del entonces Vicentin y ahora Vicente, imágenes que, independientemente de quien tuviese razón, nunca beneficiaron la imagen del club.
A mí no me va ese estilo, yo soy partidario de trabajar a diario en los campos de entrenamiento y durante los partidos rectificar defectos con instrucciones precisas pero sin aspavientos. El jugador es un ser especial porque así se lo han hecho creer y como tal desarrolla un ego muy superior al del resto de los mortales (por norma general y sin querer hacer afirmaciones absolutas). Es precisamente ese ego el que los entrenadores que utilizan estas técnicas de motivación, el punto al que intentan atacar, buscando una reacción del jugador en forma de rendimiento con el que reivindicarse ante los ataques de su entrenador.
Insisto, independientemente de si la técnica tiene un resultado futbolístico o no, la imagen del club siempre sale dañada y si bién la reprimenda de Unai provocó que Joaquín despertase de su supuesto letargo y marcase el gol un minuto después, lo cierto es que hoy todos los medios se hacían eco del enfrentamiento verbal.
Emery erró y Joaquín también, así lo dijé ayer y así lo digo hoy. Pero como es de justicia darle al Cesar lo que es del Cesar, he de decir que las declaraciones de Uani en las que recula y no da importancia al suceso ni a las palabras de Jaoaquín e intenta que las aguas vuelvan a su cauce, son dignas de valorar. El verano es propenso a los incendios y con este calor cuesta más extinguirlos. Por eso, no estaría de más escuchar a Joaquín pedir disculpas por los improperios (si es que no lo ha hecho, yo al menos no lo he escuchado) y a ambos pedirles que resuelvan sus diferencias en el vestuario, porque bastante se ha dañado la imagen de la entidad valencianista durante los últimos años como para que sigamos por esos derroteros.
A Unai decirle que acertó al no querer insistir en el tema pero que no debe repetirse y a Joaquín que rectifique. De sabios es rectificar. Hagamos del Valencia un club sabio
La mejor rectificación sería que los dos estuviesen fuera del Valencia
ResponderEliminarYa, pero cualquiera les paga el finiquito a estos, con lo que cobran.
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