Juan Mata, flamante campeón de la copa del mundo 2010, regresa de sus vacaciones para incorporarse a la disciplina de Unai Emery.
Las salidas de hombres tan importantes como Villa, Silva, Baraja o el propio Marchena, han propiciado que el burgalés afronte esta nueva temporada como uno de los pesos pesados del equipo.
A sus 22 años acumula la experiencia necesaria para dar un paso al frente y convertirse en el jugador referencia del equipo, situación que Mata asume con normalidad y sin temor alguno.
Pero en esta historia de felicidad, hay una nota discordante, algo que puede hacer que el idilio entre el jugador y la entidad se convierta en una auténtica tormenta de verano. La historia viene de lejos.
Cuando el pasado verano aterrizó Manuel Llorente a la presidencia del Valencia CF, además de prometer que Villa y Silva no saldrían del club en ese momento, prometió ampliar el contrato y aumentar los emolumentos de Juan Mata, uno de los peores pagados de la plantilla. Lo hizo públicamente y en privado. Llorente instó al padre del jugador y representante, a una negociación en los meses venideros, en cuanto que la institución hubiese recobrado el pulso normal, por aquel entonces en continua convulsión social.
Llegó la Navidad y el padre de Mata le hizo un recordatorio al presidente. Llorente hizo oídos sordos y le emplazó al final de la temporada, mientras tanto, el jugador seguía ganándose el sueldo con creces sobre el terreno de juego y guardando un silencio y respeto absoluto a la entidad valencianista al no hablar en público del tema. Pero si hay algo que es irremediable es el paso del tiempo y por mucho que Llorente pretendiese evadir el tema, el verano llegó.
El Valencia ingresaba en caja más de 80 millones de euros en traspasos y parecía que el momento de revisar el contrato de Juan Mata había llegado. Por fin se sentaron las partes a negociar, pero por alguna razón que el presidente no ha explicado, la oferta del club fue muy inferior a lo que se espera debe cobrar un jugador llamado a ser la estrella del club.
Mata cobra una cifra cercana a los 800.000 euros y el club le ofrecía otros 500.000, el jugador reclama un aumento de un millón de euros (cifras en bruto), para colocarse así entre los jugadores mejor pagados del equipo. Llorente se negó y las negociaciones quedaron en stand by.
Mientras tanto, la amenaza del interés de Guardiola por el media punta valencianista flota en el ambiente. Sandro Rosell podría estar esperando el regreso del jugador a los entrenamientos para lanzar su ofensiva. Una oferta de 25 millones de euros desestabilizaría la paz social del Valencia CF y la salida de Mata del equipo valencianista provocaría una nueva crisis y un mayor divorcio entre la afición y un presidente que cada día goza de menor popularidad .
Juan Mata regresa esta semana a los entrenamientos, lo hace para seguir en su club, pero la actitud de Llorente para con él hace que en el entorno del valencianismo se tema una rueda de prensa explosiva que provoque su salida precipitada de la entidad. Llorente ha convertido a un jugador modélico en una auténtica bomba de relojería que, probablemente, acabe por explotar en las mismas narices del presidente.
Para empezar Mata no se lo merece y debe de cobrar arreglo a la responsabilidad que se le da y al rendimiento que está teniendo.
ResponderEliminarMientras que no se realiza el pago por objetivos van haber (y ha habido) constantemente promesas incumplidas.
Tanto rindes, tanto cobras…anda que no nos quitaríamos a “mantas” de la plantilla.
Lo que pasa es que LOLO ES UN INCOMPRENDIDO.... (que cada uno cambie incomprendido por lo que quiera)
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