El Valencia perdió sus primeros dos puntos de la temporada
Si el pasado año el At. de Madrid se llevaba la clasificacíón de la UEFA y un trozo de la camiseta de Zigic, gracias al árbitro; este año la cosa ha empezado por los mismos derroteros.
El ínclito Iturralde llegó a Mestalla bien aleccionado, sabiendo en cada momento de que parte estaba y demostrándolo sin rubor; se llevaron dos puntos de forma injusta pero nos queda un consuelo, el partido fue televisado y todo el mundo vio lo que llevamos días comentando, que este Valencia puede que cometa errores, pero tiene dignidad y autoestima a raudales.
La flota de autobuses montada por Quique en la frontal del área, los tres paradones de Egea y el penalti no pitado por Iturralde, cometido por el propio Egea sobre Mata, evitaron que los tres puntos se quedasen en Mestalla y con ello voló el liderato en solitario que ostentaba el equipo ché.
Los rojiblancos hicieron su partido, se pusieron el traje de calcio y se dedicaron a no dejar jugar y a esperar que a que la diosa fortuna se pusiese de su parte, y así fue. Como el pasado año, los colchoneros marcaron en un contragolpe al robar un balón tras un saque de esquina mal ejecutado por los de Emery. La labor defensiva en este tipo de jugadas deja mucho que desear . Un lastre que dura demasiado y que el entrenador nunca ha sabido como erradicar.
Laguna defensiva aparte, con el 0-1 en contra fue como enfrentarse al Inter de sus tiempos más ultradefensivos: Un muro formado por ocho, en ocasiones nueve y hasta diez hombres con un solo objetivo, mantener la puerta a cero.
Los errores en pases cortos evitaron que las ocasiones de peligro se reprodujesen con una frecuencia mayor. Tino Costa y Albelda se vaciaron; al chori le costó más enlazar con los Joaquín, Mata y Aduritz; el vasco sigue demostrando, a los que criticamos su fichaje, que ha llegado para triunfar.
La insistencia valencianista fue creciendo a medida que pasaba el tiempo y solo Aduritz, de un buen remate de cabeza, perforó la meta de Egea.
Con el empate a uno, el Valencia intensificó más si cabe su acoso sobre la puerta rival, pero al final, como casi siempre en estos casos, la racanería salió victoriosa y los rojiblancos, con un tiro a puerta en todo el partido, se llevaron un empate poco merecido por lo ofrecido sobre el césped.
La parte positiva hay que encontrarla en el espíritu de lucha que tiene este equipo, la insistencia les llevó al empate y a mantener el liderato, esta vez de la mano de los de Mourinho.
Ahora toca pensar en Gijón, así es esta liga, no hay tiempo para demasiadas reflexiones, por lo que Unai deberá ir pensando en como llevarse los tres puntos del Molinón sin desgastar a un equipo, que el próximo miércoles se juega buena parte de sus aspiraciones en champions ante el Manchester en Mestalla.
Lo mejor es que de una vez por todas la genmte se puede dar cuenta de que con el esquema de Quique nunca puedes aspirar a ganar nada (la Europa League fue de risa).
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