El Valencia jamás había encajado seis goles en su propio estadio
Amigo lector, si leíste la previa que en este mismo blog hice, antes del partido ante el Madrid, entenderás que no estoy de acuerdo con la inmensa mayoría de los medios que afirman que lo ocurrido ayer en Mestalla nadie lo podía esperar. Yo imaginé que algo así podía suceder y así lo manifesté. No, no me siento orgulloso de ello, al contrario, lamento no haberme equivocado porque se confirmaron los peores augurios, el Valencia ayer hizo el mayor ridículo que se le recuerda en su propio estadio.
El Valencia es el tercer clasificado de la mejor liga del mundo. Se les hincha la vena al pronunciar esta frase a los que siguen defendiendo de forma incondicional esta pantomima de club que se ha puesto como objetivo la ley del mínimo esfuerzo a cambio del máximo sueldo posible.
Lo dije hace dos temporadas, también la temporada pasada y lo vengo repitiendo ésta temporada, este equipo juega con la calculadora en la mano, se ahorra todos los esfuerzos que supongan aportar algo más de lo mínimo exigido y se acogen como a un clavo ardiendo a la liberadora frase del objetivo cumplido. Poco les importa la imagen de la institución, mucho menos el sentimiento del aficionado, del trabajador que en una época tan complicada como ésta se ha rascado el bolsillo cada vez que se les ha pedido dinero para salvar a un club con 90 años de historia. No saben donde están, tampoco les importa, únicamente saben lo que cobran y corren raudos a pedir aumentos en cuanto cosechan dos resultados positivos seguidos.
Hace pocas semanas decía Chori Domínguez que su obligación es entrenar y que jugar el domingo es un premio por el esfuerzo realizado. No culpo al chori, estoy seguro de que en la liga rusa no se hubiese atrevido a insultar a la institución que le paga de esa manera. El culpable tiene nombre y apellidos, además de un sueldo que ronda los 400.000 euros.
El Valencia de la época de Manuel Llorente es exactamente tal y como lo han diseñado los auténticos dueños del club, los dueños de Bankia. Con este club, uno tiene la misma sensación que cuando visita a su banco, pasas la vida depositando tu dinero y tu confianza en ellos y siempre sales perdiendo. Eso es lo que le ocurre al aficionado ché. Ni más ni menos.
Que salgan hoy los que sacaron pecho tras el 5-0 al Villarreal y que pidan públicamente la renovación de Unai. Estoy hablando de la gente que cobra del club para que este funcione mejor. A tí, amigo lector, no te puedo reprochar que quieras o no la continuidad de este o aquel entrenador; al fin y al cambo, tú, como yo, inviertes tiempo y dinero en el club y, equivocados o no, nosotros, los aficionados somos los únicos que queremos, de forma desinteresada, que nuestro club, día a día, de una imagen mejor a la del día anterior .
Quiero ver a Giner hablando públicamente, quiero escuchar a Llorente. Ya no vale echar a los pies de los caballos al entrenador. Tras la goleada al Villarreal dije en este mismo blog que esto no cambiaba para nada mi opinión al respecto de la renovación del entrenador. Quiero que los que cobran del club salgan públicamente y defiendan lo que defendieron semanas atrás. Y quiero que lo hagan para que nos demuestren de una vez por todas que ellos creen en este entrenador, en este proyecto y en esta idea de juego; porque si ellos no lo dicen es imposible pedirle a la plantilla que se lo crea. Así no se va a ninguna parte.
El señor Llorente debería tomar una decisión de calado, cuanto antes mejor. Ya no me importa en que dirección. Renueve usted a Unai y hágalo para las próximas tres campañas y demuéstrele a la plantilla que el que manda en el vestuario es el entrenador; de lo contrario, traiga usted a quién le de la gana, pero a quién venga, déjele trabajar. Aunque se me ocurre que podría hacer usted algo mucho mejor. Podría usted marcharse y dejar paso a gente que sienta los colores de éste club, gente que por encima de su propio asiento piense en el futuro del club y no en el de Bankia. De funcionarios de traje y gestión gris estamos hartos y de banqueros no le quiero ni contar.
Lo de ayer en Mestalla, no quiero ni nombrarlo, es algo que queda para la historia negra del club, algo de lo que deberían avergonzarse del primero al último. Pero no, no se avergüenzan. No hay más que ver las declaraciones de Mata y Soldado pidiendo perdón por la prímera parte.
¿Estamos locos?. ¿Por la primera parte? ¿Debemos aplaudirles por la segunda parte?. Hemos llegado a una situación kafkiana en la que los jugadores se burlan del aficionado en sus propias narices y debemos seguir dorándoles la píldora porque sin ellos no seriamos nada.
Cómo hemos podido pasar de aquel Valencia de Benitez que no daba un balón por perdido, a este Valencia, en el que, trás encajar un set, los jugadores piden perdón únicamente por los primeros 45 minutos. Aprendan a respetar al club que les paga.
La actitud del actual club, desde arriba hasta abajo, produce nauseas. Sigan jugando a la ley del mínimo esfuerzo, consigan el objetivo mínimo y después saquen pecho. Jueguen ustedes la próxima champions y permítanse caer ante cualquier rival de medio pelo para después añadir que la champions no estaba entre las prioridades del club. Sigan jugando con las emociones del aficionado, pero permítanme que, mientras tanto, me vaya a vomitar. Este no es el Valencia que yo quiero.
El problema grave de verdad está arriba del todo: en la calva pensante que es un mediocre incapaz de gestionar un club moderno en el siglo XXI
ResponderEliminarTardo mucho Emery en ir a la rueda de prensa, ¿no? El plan B de Mou salio a la perfeccion, oportunidad perdida. Saludos!
ResponderEliminar@ Juan: decias antes del partido que si jugaban con intensidad el Madrid no pondría la pierna. Los que no pusieron ni la pierna ni intensidad fueron los nuestros. Llorente debería ir buscando otro sitio donde medrar
ResponderEliminar@ Bruno: tardó mucho porque estaba fumándose el puro que Llorente le regalo. La pregunta es ¿quién le regalara puros a Llorente?
Pero no pasa nada amigo, somos terceros. (Evidentemente es ironía).
ResponderEliminarVisto lo visto, aun nos paso poco...
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