Para entender a Unai, hay que ser Unai. Es poco probable encontrar a alguien, excepto Unai, que pueda enter la razón por la que, cada vez que el equipo muestra su mejor versión, el entrenador se empeña en cambiar de sistema y volver al 4-3-3 que tantas veces le ha llevado al fracaso más estrepitoso.
Tampoco es fácil de entender por qué se empeña en utilizar a jugadores fuera de su posición natural cuando, en ocasiones anteriores, se ha demostrado que dichos jugadores rinden más en su posición natural.
Unai parece tener miedo a las alturas. Cada vez que su equipo hace algo importante, se encarga de trastocar al equipo hasta hacerle parecer pequeño, mediocre y vulnerable.
Por qué, tres días después de haber puesto contra las cuerdas al FC Barcelona, el Valencia sale en el Sánchez Pizjuan a defenderse con una línea de cinco defensas. Sólo Unai tiene la respuesta.
La proximidad del partido ante el Chelsea podía hacer entendible la suplencia de algunos de los protagonistas del partido del pasado miércoles. Lo que no es lógico es el cambio de esquema, la mentalidad de equipo pequeño, la falta de garra, la incapacidad para reaccionar ante la adversidad de un gol tempranero, la inoperancia del equipo ante un rival con dos jugadores menos, la reacción de Aduriz cuando más le necesitaba el equipo...Con una defensa de tres centrales en la que Victor Ruíz no encontraba su posición y Maduro navegaba a la deriva, el Sevilla encontró más facilidades de las esperadas . El juego horizontal del centro del campo y la posición de los extremos, actuando de interiores para que Bruno y Mathieu llegasen por banda, algo que no sucedió, provocaron un atasco de jugadores en los espacios interiores de las inmediaciones del área de los de Marcelino que condujo al Valencia una incapacidad para generar juego que los Sevillanos supieron aprovechar.
No existe una explicación lógica para lo vivido en el Sánchez Pizjuan. Tan solo tres días atrás comprobamos la capacidad del entrenador para plantear un partido grande, sin miedo y buscando el gol desde el primer minuto ante el mejor equipo del mundo. Pero todo ese trabajo de entrenador se va directamente a la basura cuando, ante el Sevilla plantea un partido pequeño, buscando no encajar un gol, intentando destruir el juego del rival y sin una propuesta de ataque cuando se recuperaba la posición. Por más que intento entender al entrenador, no puedo.
Ahora llega el Chesea. De nuevo Mestalla se vestirá de gala para vivir un partido grande y probablemente el entrenador se quite el traje de filósofo para ponerse el frack de entrenador de las grandes ocasiones.
Probablemente volverá la versión de un Valencia agresivo en la recuperación de balón y veloz en la construcción de juego. Volveremos a ver a ese equipo que no derrotó al FCB porque la fortuna le fue esquiva.
Pero ya nada será igual que el pasado miércoles, porque la botella de la ilusión, a la que tantas veces aludió Llorente durante el verano, tras el partido ante el Barça estaba a rebosar. Pero con lo vivido en Sevilla, la botella ha resultado tener un agujero por el que la ilusión se evapora y dicho orificio lo ha creado entrenador.
Unai es el de siempre y probablemente, si consigue derrotar a Chelsea y Granada, en cuando recupere la credibilidad, volverá a desperdiciarla en un nuevo intento por demostrar que el 4-3-3 es la poción mágica, la fórmula del éxito, la que le debe llevar a triunfar actuando contracorriente y una vez más, volverán a fracasar.
Ficha técnica:
1 - Sevilla FC: Javi Varas; Martín Cáceres, Spahic, Escudé, Fernando Navarro; Jesús Navas, Medel, Trochowski, Perotti (Coke, m.70); Kanouté (Rakitic, m.58) y Negredo (Del Moral, m.80).
0 - Valencia CF: Guaita; Bruno (Barragán, m.46), Rami, Maduro, Víctor Ruiz (Soldado, m.71), Mathieu; Tino Costa, Éver Banega, Jonas; Piatti (Canales, m.63) y Aduriz.
Gol: 1-0, M.18: Kanouté.
Árbitro: César Muñiz Fernández (Comité Asturiano). Expulsó por doble tarjeta amarilla al sevillista Trochowski, quien las vio las vio en los minutos 47 y 56, y con roja directa a Escudé en el minuto 67 por hacer penalti siendo el último defensor. También se fue expulsado el valencianista Aduriz en el 71 por agredir a un contrario. Además, amonestó a los visitantes Tino Costa (m.24), Adúriz (m.60) y Rami (m.95) y a los locales Spahic (m.71) y Rakitic (m.85).
Incidencias: Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 35.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.
Ficha técnica tomada de Superdeporte
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El Valencia siempre tiene que dar la imagen que dió ante el Barça. Muy mal!
ResponderEliminarSaludos.
http://eldiarioblaugrana.blogspot.com/
Puede que el 4-3-3 no de nunca sus frutos. Yo cuando hablan de sistemas me pierdo. Pero entre otras cosas porque no se como se puede hablar de 4 defensas y que Maduro este incluido como una mosca cojonera entre los 4. Y no se como se puede hablar de 3 delanteros y tener a uno solo perdido en la nada. Y luego por el medio Banega y Tino que tenían que turnarse para ver quien recibía el balón y buscar rápidamente soltarlo porque no había ningún compañero cerca.
ResponderEliminarPuede que el sistema no funcione, pero buena culpa es que no está ensayado o no se aplica bien.