Aritz Aduriz volvió para rescatar un punto del Madrigal
Empató el Valencia ante un equipo, el Villarreal que atraviesa uno de sus peores momentos de la última década. En el estreno de Molina en el banquillo amarillo, Unai Emery se dejó sorprender por un equipo en horas bajas. El Valencia saltó al campo del Madrigal con una empanada de esas que acostumbra a mostrar de vez en cuando, ya va siendo tradición, y en apenas un suspiro se puso con dos goles de desventaja.
La inoperancia de unos jugadores que parecían no aceptar que las vacaciones ligueras habían concluido y la miopía de un entrenador incapaz leer el partido, propiciaron que el equipo del Turia pareciese ser quien ocupaba plaza de descenso y su rival las de champions.
Muchos se quedarán con la lectura positiva, los hay con más moral que el Alcoyano. Si, es cierto que el equipo remontó un dos a cero en contra, pero no es menos cierto que dejó que el rival le pasase por encima y mostró síntomas de debilidad, falta de motivación y concentración que no hacen más que confirmar, una vez más, la teoría de la calculadora. Esta vez les sirve de excusa que hay que jugar la vuelta de la copa. Las excusas ya cansan y el liderato comienza a estar tan léjos como las últimas campañas lo estuvo. Más de lo mismo.
Se empató a dos goles porque el rival atraviesa un momento complicadísimo y no es capaz de creer en sus posibilidades. Quien escribe vio el partido ante el Mirandés en directo y os aseguro que, a éste Villarreal, apretándole un poquito en el centro del campo y dándole velocidad al balón se le podía haber hecho muchísimo daño. Pero para eso hay que querer y ayer hubo jugadores que se borraron desde el primer minuto. Así no se puede.
Valga la crítica que le hago al equipo para entender que no hay excusas en cuanto al juego ofrecido ni al resultado obtenido. Sin embargo no puedo pasar por alto algo que se está repitiendo en demasiadas ocasiones y que en momentos claves está perjudicando en más de una ocasión. Ayer hubo dos jugadas conflictivas que el colegiado decidió decantar del lado amarillo, en ambas ocasiones se equivocó perjudicando al Valencia. Una es la segunda amarilla a Zapata y la otra el gol anulado, por un inexistente fuera de juego, a Roberto Soldado. Insisto, que no tape la imagen dada, pero que no quede en el olvido. Son demasiadas veces y esta semana pita Teixeira ante el Sevilla. Me temo lo peor.
En definitiva, un punto más que satisface a los mediocres de siempre. Si, de la inacción se pasó a la reacción, pero no basta con dar lo justo para no hacer el ridículo. La mediocridad sigue instalada en el vestuario valencianista y no tiene visos de marcharse.
Una jornada menos para el final de esta estafa de liga que tanto aburre. Llega la copa. La esperaremos.
A mi también me dio la sensación de la calculadora. Com si supiesen que cuando quisieran fueran a empatar. Pero eso no les sirvió para ganar y eso que el Villareal se le notaba fresco aunque mejorado.
ResponderEliminarImportante destacar lo de los errores del árbitro porque últimamente con nuestra alta autocrítica quedan en el tintero algunas quejas justas hacia arbitrajes perjudiciales para el Valencia