El baño de juego ha sido tan bochornoso que más de un periodísta deportivo estará buscando una almohada lo suficientemente grande bajo la cual esconder la cabeza y no volverla a sacar en una década.
Una década, ese es precisamente el tiempo que ha pasado desde que el Valencia ganó su último encuentro en el terreno azulgrana. No hay un aficionado valencianista menor de 15 años que recuerde haber visto jamás a su equipo tomar el templo azulgrana. Así de triste.
Sin querer hacer leña del árbol caído, las estadísticas de Unai ante los grandes van camino de guinnes, en cuanto a lo negativas que son, claro está. El Valencia de Emery cosecha goleadas del Fc Barcelona y Real Madrid temporada tras temporada, siempre cae alguna de esas que impide que los lunes salgamos a la calle con la frente alta.
La humillación sufrida esta misma noche ha sido de las que hacen historia. Incapaces de dar un pase acertado, los jugadores valencianistas han caído presas del pánico, de la impotencia y del tsunami blaugrana que los ha maltratado hasta el punto que, de no haber sido por la magistral noche de Diego Alves, podían haber encajado una decena de goles con gran facilidad.
Pueden seguir vendiéndonos que el Stoke City es un rival temible, que vencer a los de Crouch y compañía es una hazaña de gran calado, los que no compramos mentiras sabíamos que lo de ésta noche podía ocurrir, porque el verdadero nivel se demuestra ante los equipos de gran talla y el del Valencia lo hemos visto todo el mundo esta misma noche.
Unai sigue vivo en el Valencia porque está liga murió hace años, porque el Valencia no ha tenido rivales con los que competir. Ni At. Madrid, ni Sevilla, Villarreal, Athletic o Español han sido competidores de entidad suficiente como para obligar a Llorente a reforzar la plantilla con jugadores de primer nivel. Era tan abismal la diferencia que incluso perdiendo a sus jugadores más importantes continuaban teniendo asegurada la clasificación para la champions league.
Cuando el equipo miraba hacia arriba veía a dos grandes equipos, un escalón por encima del propio y eso es lo más triste, que mientras se ha descapitalizado al equipo con la excusa de que seguía siendo competitivo (gracias a la ineptitud de los de atrás), lo que se estaba haciendo era quedarse en la prehistoria del fútbol mientras Real Madrid y Fc Barcelona entraban en la postmodernidad.
Se ha perdido tanto terreno respecto a los dos primeros clasificados de la tabla, estoy hablando de calidad y juego, que tardaremos años en poder soñar con hacerles sombra. Pueden seguir vendiendo humo y tal vez, alguno de los que ya estamos talluditos lleguemos a pensar, en un momento de nostalgia y tras un par de videos del piojo o Mendieta machando a los de Van Gaal, que la hazaña es posible y que se les puede ganar.
Pero no se equivoquen, se han cargado a toda una generación de aficionados valencianistas a los que difícilmente pueden engañar, a los que de ningún modo podrán ilusionar. A los chavales de hasta 20 años difícilmente podrá Llorente venderles la botella de la ilusión, porque para ellos lo de ganar en terrenos como el Nou Camp solo consta en los libros de historia.
Llorente ya puede buscarle un buen sustituto a Unai, que con lo que ésta plantilla se ha devaluado, o se reestructura el equipo de verdad con fichajes de gran nivel o no habrá entrenador será capaz de devolver al club valencianista al lugar que por historia le corresponde
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