Precisamente por eso, tras la ruptura de negociaciones entre ambos clubes, el Totteham ofrecía 26 millones más cuatro por objetivos y el VCF exige los 30, Amadeo Salvo ha suavizado el tono en lo que a la postura de Roberto Soldado se refiere. Salvo quiere los 30 millones, pero si el traspaso no se produce, más importante que el dinero, lo que no soportaría el club es un año de dimes y diretes entre el consejo y Soldado y mucho menos a la afición de uñas con el jugador franquicia del equipo.
No obstante, si algo ha quedado claro en estas ultimas semanas es que la afición valencianista ha madurado mucho en los últimos años. A base de palos, eso si, pero el aficionado che ha aprendido que la época de los ídolos que lo dan todo por un escudo pasó a mejor vida y que, tal vez por la cantidad de buenos jugadores que han salido del equipo en los últimos años, el club está por encima de todo, también de los que se autoproclaman símbolos y a las primeras de cambio corren tras una billetera con mejor color de cara que la nuestra.
El aficionado estaba contento con Soldado, pero ha quedado claro que Soldado no es Villa y que aquellos tiempos en que los jugadores llegaban al corazón del aficionado solo son un recuerdo. Cariño si, a Soldado se le tiene cariño porque es un buen jugador, porque lo da todo en el campo y porque es de la tierra, pero su salida no provocará ningún trauma entre el aficionado valencianista.
El corazón che se ha endurecido, no es de piedra porque sigue sintiendo los colores de su equipo como siempre lo hizo, pero ya no se entrega del mismo modo a los jugadores. La culpa de ello la tienen los dirigentes que en los últimos años han hecho añicos la historia del club y lo han desprovisto de personalidad, han ido borrando de mismo los signos identitarios que lo llevaron a ser el mejor equipo del mundo hace apenas una década y lo han despersonalizado por completo, hasta dejarlo maltrecho y al borde de la desaparición.
Por eso, si Soldado se marcha otros vendrán, y si Soldado se queda se le perdonará su intento, del todo legítimo, por querer asegurar económicamente el futuro de los suyos. El aficionado valencianista sabe que, suceda lo que suceda, nada cambiará el hecho de que el club siga perdido entre la clase media del panorama futbolístico europeo.
Y es que, aunque los dirigentes no lo quieran entender, lo que de verdad necesita la afición valencianista, por encima de nombres, es recuperar el lugar que le corresponde, el respeto perdido y los signos de identidad que han hecho que este club sea un histórico con muchos títulos en sus vitrinas, los mismos títulos que la afición echa de menos y por los que el club ya no está en condiciones de luchar.
Si Amadeo Salvo no entiende esto lo tendrá complicado para sacar al club adelante.
yo pienso igual,soy del valencia a muerte y aprecio el que demuestra que quiere al valencia con echos y no con palabras por eso mi idolo siempre ha sido y sera kempes.lo mas importante es que el equipo se sanee poco a poco y luego que no vuelvan los sinverguenzas que han arruinado el clup.
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