El Valencia volvió a decepcionar a su público |
El equipo no tiene garra, ni estilo. El equipo blanquinegro no transmite absolutamente nada y la defensa hace aguas por todas partes. La falta de personalidad del grupo es alarmante y, por mucho que su entrenador se empeñe en hablar de títulos, a día de hoy, el temor por no caer en la zona baja de la tabla es mucho mayor que la esperanza de poder luchar por la copa o la Europa League.
Amadeo Salvo no lo tiene fácil. Tras haber despedido a Braulio Vazquez, su único escudo es Miroslav Djukic, en quien ha confiado al 100% y a quien ha ratificado en varias ocasiones. No se espera una destitución del entrenador en los próximos días. El entrenador, salvo sorpresa poco probable, continuará una semana más. Destituir a Djukic ahora sería una locura, el club no tiene equipo de dirección deportiva y si Salvo contratase un entrenador por su cuenta y riesgo estaría, poco menos que, cavando su propia tumba.
Todo es incertidumbre en un club y en un equipo que no levanta cabeza y que se muestra incapaz de sacar la casta y revertir la situación caótica en la que anda inmerso.
Para aquellos que, desde la distancia, acostumbran a meterse con la afición valencianista y a calificarla de impaciente, bastará decirles que el equipo che, en lo que va de liga ha cosechado en Mestalla tres derrotas y un empate, por únicamente tres victorias, todas ellas conseguidas con sufrimiento y mal juego. Lejos de Mestalla los números tampoco mejoran, el equipo ha conseguido dos victorias, un empate y tres derrotas. Sin duda, números muy pobres para una institución como el Valencia CF
Salvo está en un callejón sin salida, Djukic anda perdido y la plantilla no sabe por donde va. Mal, muy mal pintan las cosas y mucho y muy rápido tendrá que trabajar el presidente si quiere salvar la situación deportiva del equipo. La afición no aguanta más
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